TEORÍA BIOLÓGICA
Los pioneros de la
psicología evolutiva explicaron el desarrollo del niño a partir de procesos
biológicos innatos. El niño pasa por etapas invariables y predecibles de
crecimiento y de desarrollo. En esta perspectiva, el ambiente aporta los
nutrimentos básicos del crecimiento, pero interviene poco o nada en la
secuencia del desarrollo. Más aún, el niño responde pasivamente y se ajusta a
los cambios que ocurren con la edad.
Las teorías biológicas han
servido para explicar los cambios de estatura, de peso, de lenguaje, de
habilidades mentales y motoras, así como muchas otras características.
Arnold Gessel y sus colegas
introdujeron el concepto de madurez.
- Solo podía realizarse el aprendizaje si un niño estaba biológicamente “listo”.
· ESTA TEORÍA SE ASEMEJA A LA TEORÍA NATURALISTA.
Una versión más moderna,
“genetistas conductuales”, donde sostienen que heredamos muchas de nuestras
características físicas y muchos rasgos de los que nos hacen humanos (capacidad
de sostenernos en dos pies, de pensar y razonar, etc.).
Ellos afirman que muchos de nuestros atributos psicológicos tienen un componente genético.
La investigación de la genética conductual nos indica que muchos de los rasgos y de las habilidades de los niños pueden recibir el influjo de factores biológicos, la mayoría de de los expertos reconocen la importancia de las funciones que el ambiente y la experiencia cumplen en el proceso del desarrollo.
Ellos afirman que muchos de nuestros atributos psicológicos tienen un componente genético.
La investigación de la genética conductual nos indica que muchos de los rasgos y de las habilidades de los niños pueden recibir el influjo de factores biológicos, la mayoría de de los expertos reconocen la importancia de las funciones que el ambiente y la experiencia cumplen en el proceso del desarrollo.
Los rasgos genéticos de los niños pueden moldear el ambiente en formas muy interesantes.
Referencias:
Meece,
J. (2000) El estudio del desarrollo del niño. En: Desarrollo del niño y el
adolescente, compendio para educadores (p.p. 2-46). México: SEP/McGraw Hill, Biblioteca
para la Actualización del Magisterio.